EL MUNDO - El actor que hace 'terapia callejera'.

El actor que hace 'terapia callejera' escuchando historias de amor anónimas

Hace siete años comenzó esta original aventura que le llevó a recorrer medio mundo y que compagina con la interpretación

El actor y escritor Pablo Piñeiro  en las calles de Madrid
El actor y escritor Pablo Piñeiro en las calles de MadridSERGIO ENRIQUEZ-NISTAL

En la plaza Raffaella Carrà, en la capital, Pablo Piñeiro, actor y escritor de origen gallego, se dedica a algo que en los tiempos que corren resulta cada vez más difícil: escuchar las historias de amor de los demás. Su material de trabajo se compone de pocos objetos: unas sillas, un cartel que explica lo su actividad y, sobre todo, un fuerte sentimiento de agradecimiento hacia aquellos que deciden compartir su faceta más íntima, sus miedos y sus preocupaciones a la hora de comenzar una nueva relación o la nostalgia al recordar una historia del pasado.

Esta idea se le ocurrió un día mientras consultaba una página de memes. Entre todas las imágenes, vio la de un señor mayor que se dedicaba a escuchar los relatos de la gente por la calle. Esto le llamó tanto la atención que quiso imitarlo en Lugo, donde puso en marcha esta nueva y apasionante aventura. Lo que ocurrió en este primer experimento le marcó tanto que decidió ir un paso más allá y emprender una terapia. «Lo que más me sorprendió fue cómo empecé a identificarme a mí mismo en los testimonios de otras personas cuando me regalaban sus historias de amor», explica emocionado. «Gracias a eso, pude deconstruir muchas cosas a nivel personal que ni yo sabía que tenía hasta que lo escuché en boca de otras personas».

Desde hace siete años, esta actividad se ha trasformado en todo un trabajo con el que incluso ha recorrido buena parte del mundo. Primero se fue a Estados Unidos y luego decidió ir a Rusia , y cada vez más países le piden que vaya a visitarlos. Además, Mercedes Milá lo entrevistó en uno de sus programas y la revista Cosmopolitan sacó un artículo definiéndolo como uno de los gurús mundiales del amor del siglo XXI.

Piñeiro vino a Madrid por primera vez para formarse como actor en diferentes disciplinas; sin embargo, gracias a los diálogos con personas anónimas, pudo desarrollar incluso su papel de escritor. Algo que también le ayuda a la hora de realizar sus actuaciones teatrales. «Todo forma parte del mismo proyecto. Escucho historias de amor, de allí saco los textos que dan forma a mis libros y luego ideas para mis espectáculos».

Cada vez que pone su cartel en la calle, reconoce que toda la atmósfera cambia a su alrededor. «Nosotros no tenemos la educación emocional suficiente para gestionar casi todo lo que está relacionado con las emociones, con los sentimientos... Cuando la gente lee el cartel, de repente se frena en seco o va caminando con una energía diferente porque algo le ha atravesado», confiesa

Esta experiencia de escucha activa también le ha ayudado a entender, a partir de pequeños gestos de la persona sentada delante de él como el sudor en el bigote o el temblor en las manos, las partes más importantes de la historia que está escuchando.

El actor visitó además diferentes geriátricos españoles, donde se dio cuenta de cómo ha cambiado a lo largo del tiempo la manera de vivir el amor. «En el pasado, las relaciones iban más lentas y, una vez consolidadas, tomar la decisión de dejar o no dejar a tu pareja era mucho más complejo que en la actualidad, donde te relacionas con los demás a golpe de clics o me gusta en Instagram. Los vínculos afectivos son muy volátiles y en general hay una falta de responsabilidad; todo es tan sencillo que no tenemos en cuenta la empatía hacia las personas con las que nos estamos vinculando», explica.

A partir de su experiencia por las calles, Piñeiro ha escrito el libro Lo positivo de fracasar en el amor, que incluso da nombre a su monólogo teatral con el que está recorriendo muchas ciudades españolas. «Cada vez que me siento en la calle a escuchar historias aprendo algo nuevo. Al final, lo que estoy generando es un espacio donde compartir emociones sin sentirse juzgado. Hay gente que viene a contarme algo que no ha verbalizado nunca, tanto que incluso rompe a llorar», concluye.

 

Link de la entrevista AQUI